Por José Luis de la Calva
(PEKÍN, China).- El doctor Li Wenliang, alertó sobre la existencia del coronavirus en la ciudad de Wuhan, lo que le acarreó que la dictadura encabezada por el criminal Xi Jinping, lo reprendiera acusandole de «difundir rumores» y planeara asesinarlo, como efectivamente lo ha hecho.
Pero el maldito es tan cínico que llega tan lejos, al lamentar e informar falsedades sobre el asesinato y ha propagado el chiste de mal gusto: «Li, sucumbió a la enfermadad», dijo el autocrata asesino, expresando su falso dolor, a través de su maldita prensa, como tituló China Daily, que dice:
“La nación guarda luto por la muerte del médico que sucumbió al virus”.
Asimismo envió a su organismo represivo y de amonestación que creó para perseguir e inventar expedientes a los ciudadanos que osen oponerse a su regimen asesino o que denuncien sus fechorías, denominado «Comisión Central para la Inspección Disciplinaria», nombre de los sofisticados que suelen inventar estos sátrapas.
Estos secuases de la tiranía no solo fueron enviados a Wuhan, a «investigar» el asesinato, sino que el criminal hizo propagar que su maldita comisión:
«Realizará sus pesquisas relacionadas con la muerte del doctor Li Wenliang, de manera concienzuda».
El crimen ha convulsionado a la población, que ha reaccionado indignada y un grupo de academicos encabezado por Tang Yimingse, profesor de la Universidad Normal de Wuhan, han tomado el riezgo de correr la misma suelte de Li, y clamarón por la «Libertad de expresión», a través de una carta sin destinatario, pero con un mensaje claramente dirigido a las autoridades, y que cita el rotativo hongkonés, The South China Morning Post, donde expresan:
«Si las palabras del doctor Li, no se hubieran considerado rumores, si cada ciudadano estuviera autorizado a hacer uso de su derecho de decir la verdad, no estaríamos en este desastre, no tendríamos una catástrofe nacional de impacto internacional». Al tiempo de exigir una disculpa.
Li, alertó a sus compañeros y amigos a que tomaran precauciones ante una posible nueva enfermedad.
Otra carta, firmada por varios profesores universitarios y académicos, expresa que: «Es hora de acabar con esto. Donde no hay libertad de expresión, no hay seguridad», al tiempo de pedir garantías que proteja el derecho a la libertad de expresión, expresado en el artículo 35 de la Constitución de China. También solicitan la declaración del 6 de febrero como el «Día de Li Wenliang».